Numerosos estudios e investigaciones intentan entender las relaciones afectuosas entre seres humanos adultos desde el punto de vista del modelo del apego, el cual está influenciado por el trabajo pionero de Bowlby sobre el apego y la pérdida (Bowlby, 1969, 1973, 1980) y de los estudios observacionales de M. Ainsworth (1979) sobre las díadas madre-hijo. Bowlby estudia y explora los procesos a través de los cuales se generan, mantienen y se rompen los vínculos afectivos. Este autor está convencido que los niños necesitan establecer un vínculo de proximidad y afecto con su cuidador o cuidadora primaria para poder desarrollarse sanamente a nivel psico-socio-emocional.
El modelo propuesto por Bowlby se basaba en la existencia de cuatro sistemas de conductas relacionadas entre sí:
o El sistema de conductas de apego
o El sistema de exploración
o El sistema del miedo a los extraños
o El sistema afiliativo
Activación sistema de apego: el momento en que el bebé sale del cuerpo de la madre éste experimenta un cambio de medio radical. Pasa de estar dentro de una envoltura donde se siente cálido a un medio más frío y con muchos estímulos de golpe desconocidos. Por lo tanto, cuando el bebe nace todo para él/ella es amenazante porque no le puede dar sentido ni puede satisfacer sus propias necesidades. Esa percepción de peligro es el cuidador quién la tiene que calmar y/o modular. Por lo tanto, es indispensable para el bebé proporcionarse seguridad. Sino se siente seguro es muy difícil activar otras conductas. Por ello, cuando aumenta la conducta de apego, aumenta el sistema de miedo a los extraños y disminuye el de exploración del entorno y el afiliativo, el que busca mantener la proximidad e interactuar con otras personas. El cerebro siempre da la prioridad a conseguir la máxima seguridad posible.
**Si el sistema de apego está constantemente activado el niño estará viviendo en una situación de miedo activado todo el tiempo y con efectos en el sistema nervioso central. Por lo tanto, si esto ocurre habrá niños que desde el principio de su vida tendrán un sistema nervioso alterado y afectado.
Activación sistema de exploración: Cuando las cosas van bien exploramos el mundo, por eso cuando se activa el sistema de exploración, se activa también el sistema afiliativo y disminuyen el del miedo a los extraños y el de apego.
Activación sistema de miedo: Su aparición supone la activación de las conductas de apego y la disminución de la conducta exploradora y la de afiliación.
Activación sistema afiliativo: Es cuando el niño experimenta las ganas de conocer a los otros, también a los desconocidos. Cuando esto ocurre es que las cosas van bien, el sistema del miedo está poco activo y también el del apego, y aumenta el de exploración.
Diversas investigaciones demuestran que hay una predisposición genética a que el bebé establezca el apego con el cuidador/a principal
Es una cuestión de supervivencia, el bebé necesita del cuidado de un adulto para sobrevivir, por ello necesita obtener mediante sus conductas de apego (llantos, seguimiento visual, sonrisa, vocalizaciones,…) la cercanía de la figura de apego, sobre todo en situaciones de amenaza para conseguir la seguridad.
Por lo tanto, se puede afirmar que el vínculo de apego hace referencia a la naturaleza especial de las relaciones cercanas, es un tipo de vínculo afectivo. La gente puede apegarse a otro a cualquier edad. Sin embargo el prototipo de la relación de apego es la que se da entre el niño y cuidador/a principal. Esta relación juega un papel importante como patrones preestablecidos de otras interacciones sociales. Es la base que va a construir relaciones de amistad, de compañerismo, de pareja futuras. No es una plantilla inamovible, pero es un fundamento importante.
El eje central de los apegos inseguros (apego evitativo, ansisoso-ambivalente y apego desorganizado) es que las necesidades del niño no han sido satisfechas y construirán su vida de adulto en función de ésto.
LOS TRES COMPONENTES DEL APEGO
Las conductas de apego son todas aquellas conductas que el bebé pone en marcha para asegurar la proximidad con la figura de apego principal (llanto, balbuceos, gestos, miradas, movimientos faciales, corporales, contactos táctiles,…). Estas conductas se incrementan cuando el bebé nota que la figura de apego se distancia o cuando percibe señales de amenaza.
Emocionalidad del apego: lo que siento cuando estoy con el otro. “Muchas de las emociones más intensas emergen durante la formación (enamoramiento), la mantención (amar a alguien), disrupción (perder a alguien) y reanudación (volver a disfrutar) de la relación de apego” ( Bolwby, 1979).
La representación mental del apego: la idea que tengo de ese otro
o Recuerdos de la relación
o Consciencia de sí mismo y de la figura de apego
o Expectativas de la relación
Se puede modificar la conducta de apego (la manera cómo me aproximo al otro) pero la representación mental de la figura de apego (la representación de quién soy yo, quién es el otro y qué tipo de relación me ofrece) es más difícil de cambiar.
MODELO INTERNO DE TRABAJO
Este modelo se construye durante los primeros años de vida y aunque es resistente al cambio se puede ir transformando a lo largo de nuestra vida. Este modelo interno se va modificando con las experiencias del presente, las compara y analiza si encajan o no con las experiencias del pasado. Si esto no ocurre, que no se va re-construyendo con experiencias del presente, entonces se mantendrá el modelo afectivo del pasado.
Por ejemplo, cuando se presenta un modelo nuevo (una amistad en la adolescencia, una pareja, etc.) el cerebro va a comparar con lo de antes. El cerebro va a tender a buscar figuras que cuadren con su modelo de apego. Si mi modelo es de buenos tratos y viene alguien que me trata mal, recategorizo y reflexiono: ¿me quedo o no me quedo? Es esta una experiencia que me cuadra con lo previo o no.
El niño que ha sufrido malos tratos y su cerebro está traumatizado presenta gran dificultad para re-categorizar y diferencias las experiencias nuevas de las antiguas. Tendrá dificultad para diferenciar los procesos cognitivos internos (evaluar información del presente) de percepciones viejas (contaminadas por experiencias de apego traumáticas del pasado). Por tanto, corre el riesgo de quedarse anclado en las categorías afectivas de las experiencias pasadas.
El modelo interno de trabajo está compuesto por tres componentes:
- Representación de sí mism@
Quién soy yo: creencias positivas o por el contrario negativas de uno mismo/a, como por ejemplo (soy insignificante, soy valioso, no soy capaz, hice algo malo, soy malo, soy bueno, etc.)
- Representación del otro
Quién es el otro: el otro es alguien que me presta atención, que me cuida, que me protege, que me da seguridad, o es alguien peligroso, que a veces está disponible para mí y a veces no, es alguien que me ve o que no me ve.
- Representación de la relación
Cómo es la relación: es una relación de buenos tratos, de confianza, de seguridad o es una relación amenazante, de maltrato, imprevisible, etc.
BIBLIOGRAFIA
- Material de formación del Diplomado en trauma-terapia Infantil y juvenil sistémica del Institut IFIV, Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan.
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