top of page
Mireia Sánchez

LA RABIA DESCONTROLADA Y LA RABIA INHIBIDA

Actualizado: 5 jul 2020


CUANDO LA RABIA ESTÁ DESCONTROLADA

Existen personas que no saben, no quieren o no pueden gestionar su rabia. Normalmente suelen manifestar conductas agresivas y violentas ya sean verbales (chillidos, insultos, amenazas, coacciones) o físicas (golpes, empujones, patadas). Algunas de estas personas se reafirman en estos comportamientos, llegando incluso a justificarlos. Por el contrario, existen otras personas que no desearían que esta ira saliera fuera de ellos, pero no pueden evitarlo, cuando se enfadan o se sienten heridos, no la pueden regular y estallan en episodios de violencia.


Tanto en el primer caso como en el segundo podemos observar que existen diversos factores comunes que influyen en este déficit de auto-regulación. Algunos de ellos podrían ser:

- Modelos parentales: la persona ha aprendido a comportarse de esta manera para gestionar y “solucionar” conflictos. Seguramente durante su infancia/adolescencia en repetidas ocasiones observó un modelo familiar donde la violencia campaba a sus anchas. La violencia somete desde el poder y el miedo. Por eso, algunas personas cuando “la prueban” aprenden a que puede ser un mecanismo óptimo para llevar a la sumisión a las personas sin poner en marcha estrategias más complejas de comunicación y de resolución de conflictos.

- Déficits meta-cognitivos para la auto-regulación: la meta-cognición es la capacidad para reflexionar sobre tu propio pensamiento. Si hay un déficit de regulación en la meta-cognición significa que cuando aparece la emoción de la rabia, puede resultar muy complicado frenar su espiral, llegando así a manifestarse de manera agresiva. A este déficit se le puede añadir, otros déficit, como la falta de empatía (la capacidad para ponerse en el lugar de los otros), dificultades para prever las consecuencias de sus acciones impulsivas, baja tolerancia a la frustración, déficit de habilidades sociales, etc.

- Falta de recursos y estrategias para una óptima gestión cognitiva-emocional-conductual

- Contexto cultural donde se justifiquen y admitan los comportamientos violentos

- Estilo de relación inter-personal: pasivo-agresivo: son personas que presentan una contención de la rabia en áreas sociales por ejemplo: amigos, trabajo,… y en otras áreas más privadas (donde su imagen social no se pone en juego): familia, pareja,… sueltan toda esta contención emocional que han ido aguantando durante horas/días.

Existen también factores de riesgo que pueden precipitar al descontrol de la ira, como son: el estrés, las drogas (abuso de alcohol,...), percepción de vulnerabilidad de la otra persona/s (en el caso que sea contra alguien), el uso y refuerzo de conductas violentas previas,….

También, esta falta de regulación de la rabia puede venir por estímulos ambientales del presente que desencadenan y hacen revivir traumas del pasado. Es decir, la persona puede conectar con una herida emocional o con experiencias traumáticas infantiles (de maltrato, de abuso, de rechazo, de abandono, falta de afecto, de validación, de traición, de injusticia, de humillación,…) y esta conexión provoca descontrol interno activando el cerebro emocional y desatando la ira como mecanismo de defensa y ataque. Este cerebro emocional en este momento está secuestrado por un órgano que llama amígdala (ubicado en el sistema límbico o cerebro emocional) y este órgano cerebral no se habla con el córtex pre-frontal que es el que pone la razón y el auto-control. Si este ocurre y no se han trabajado previamente recursos para bajar la intensidad de la activación emocional, probablemente se manifestará un descontrol conductual (violencia física o verbal).

Por ejemplo: la persona tiene una herida emocional de validación (probablemente en su familia de origen no sintió que sus padres estuvieran orgullosos de él/ella, no sintió que valoraban las cosas que hacía, los méritos que lograba,..). Por tanto, en la edad adulta, si esta herida no ha sido reconocida y no se ha hecho un trabajo terapéutico y/o personal, es posible que en la vida adulta cuando esa persona mantenga relaciones con otros y ocurra algo que le conecte con la falta de validación puede desencadenar dolor emocional y éste facilitar la aparición de la rabia como mecanismo de defensa ante esta amenaza. Cuánto más doloroso y profundo y poco reconocido por la persona es el trauma, más riesgo de manifestar conductas violentas y agresivas.

CUANDO LA RABIA ESTÁ INHIBIDA

Cuando esto ocurre estamos ante personas que creen que sentir y expresar esta emoción es dañino para los otros y poco adecuado. Son personas que perciben la emoción de la rabia como amenazante, que es malo o indigno sentir rabia, y mucho menos expresarla, ¿qué imagen entonces tendrán los demás de mí si expreso mi rabia?. Pero,… ¿qué les ocurre a estas personas?

- La rabia inhibida puede venir por sentir que si expresas tu rabia eres mala persona.

-Por haber vivido situaciones de violencia (o ambientes hostiles) en la infancia con la familia de origen. Estas personas han vivenciado en primera línea las consecuencias que produce la violencia y no quieren repetirlo en su vida adulta. Lo que ocurre que la persona seguramente se pierde en los extremos: violencia (ira mal gestionada) no es diferente a expresar rabia de manera asertiva.

- Tener como modelos familiares/ figuras significativas agresivas o personas con "mal carácter", entonces la persona puede bloquear su rabia inconscientemente ya que si la expresa puede pensar que se va a parecer a esa persona a la cual no quiere parecerse y/o le provoca rechazo. - La persona tiene miedo de que si expresa su rabia puede provocar daño a alguna persona que ama o que le tiene mucho afecto o que no quiere perder.


BIBLIOGRAFÍA

Pubill, M. J., Guía para la intervención emocional breve, Barcelona, Paidós, 2016.

537 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page